Por Francisc Lozano*
Roberto Gerlein durmiendo en el Senado en la plenaria para la refrendación de acuerdo Gobierno-Farc.
Roberto Víctor Gerlein Echavarría no es un colombiano del común. Nació en Barranquilla allá por el año 1938. Y digo que no es un colombiano del común porque nació en el seno de una familia con gran caudal económico y con un poderío político envidiable. Su abuelo, Julio Gerlein, era el propietario de un reconocido almacén en la capital atlanticense. Su tío, Julio Gerlein Comelín, fue el fundador de la Zona Franca de Barranquilla, y la dirigió por mucho tiempo. Su madre, Conchita Echavarría, era la nieta de Esparquio González, uno de los conservadores más importante del Atlántico. Su hermano Julio es un contratista con gran poder que se encarga de la financiación de las campañas electorales. Su otro hermano, Jorge (quien murió en mayo de este año), era el encargado de poner la cara en las campañas, de la maquinaria, y también se desempeñó como congresista en el pasado. Con una familia como esa, no es extraño que Roberto Gerlein haya sido un político destacado desde que era muy joven. Cuando tenía 21 años ya era el Secretario Privado de la Alcaldía de Barranquilla, y en 1968, con tan sólo 29 años de edad, pisó el suelo del Congreso como parlamentario por primera vez. ¡Todo un hito!
No es un secreto tampoco que, o
no debería serlo, Gerlein es el congresista que más veces ha logrado una curul
en Colombia y que es, además, el congresista más veterano que tiene el
Parlamento hoy por hoy. Ha sido representante a la Cámara entre 1968 y 1973, y
desde 1978 hasta nuestros días, Gerlein se ha desempeñado como senador. ¡Lleva
45 años en el Congreso!, sí, ¡45! No obstante, según cifras de Congreso Visible, el hoy senador sólo ha presentado 37 proyectos de ley en eso 45
años, ¡ni siquiera uno por año!, y lo que resulta aún más increíble es que sus
proyectos de ley apenas empezaron a aparecer desde el 3 de octubre del 2006,
por lo que vale la pena preguntarse: ¿Qué hizo en los otros 28 años como
senador? Es necesario aclarar que las estadísticas presentadas sólo se llevan
desde el 98, pero si entre ese año y el 2006 no hubo proyectos presentados por
Gerlein, es muy probable que tampoco los haya habido antes de ese año. Tan sólo
37 proyectos es un hecho que debe generar tristeza y vergüenza, sobre todo si se compara
con las cifras que Robledo, senador desde hace 14 años, Claudia López, senadora
desde hace 2 años, y Angélica Lozano, representante a la Cámara desde el 2014,
que son 49, 52 y 53, respectivamente. En cuanto a debates de control político también se raja. Gerlein Echavarría ha realizado un total de 18 en 45 años, parece que no hubo
muchos asuntos mal manejados en el país durante todo ese tiempo, a juzgar por la irrisoria cantidad de citaciones que realizó, y que de nuevo se ve superada por los otros tres
congresistas mencionados anteriormente. En ese rubro Robledo tiene 174, López
19, y Lozano 27. No quiero implicar que
la única manera de medir la eficiencia de un parlamentario sea con las cifras
anteriores, pero sí me resulta sospechoso que en 45 años de labor haya tan poco
para mostrar.
Y en los asuntos que se refieren
a la política, la corrupción y la fortuna de su familia, hay varios temas que
generan, cuando menos, sospechas. En una
columna
del 2006, Daniel Coronell escribía lo siguiente:
“La Policía encontró en un
apartamento (…) en Barranquilla más de 4.000 cédulas. La dueña de casa,
Patricia Margarita Judex, tenía además documentos de registro electoral y 150
planillas con dos nombres impresos: Jorge Gerlein, seguido de la palabra
'Cámara', y Roberto Gerlein, con el rótulo 'Senado'.” Y continuaba así: “Las
planillas tenían cuatro columnas. La primera llevaba el nombre del elector. La
segunda, el número de la cédula. La tercera, la mesa y la zona en la que estaba
inscrito cada votante, y la última, anotaciones como: Eternit, cemento y
ladrillos.”, pero eso no era todo, Coronell expresa que “el domingo de
elecciones, el periodista Diego Fajardo del canal Caracol -con buen olfato- se
fue a 'El Pueblito' y llevó su cámara. Allí encontró y grabó a varios
habitantes moviendo carga en carros de balineras. Transportaban tejas de
Eternit, cemento y ladrillos.”, y que “fue suficiente una pregunta del
periodista para que esas personas relataran que habían recibido los materiales
de construcción a cambio de votar por Gerlein.” Su columna cuenta además lo
siguiente: “Cuando la Registraduría contó los votos surgió una nueva
coincidencia: Roberto, el senador, obtuvo en el Atlántico 47.499 votos. Jorge,
el representante, logró un número sorprendentemente parecido: 47.788.” Hoy, 10
años después, aún no se conocen los resultados de esa investigación y tal vez
nunca se conozcan.
En el
tema de contratación estatal también hay varios hechos que deberían generar
como mínimo suspicacias. Dice el periódico El Tiempo que
“Julio Gerlein, el mayor de los tres hermanos es el que está al frente de
Valorcom, una constructora creada en 1992 y en la que la familia tiene grandes
intereses. Es el que aporta la plata para la campaña.” Valorcom ha logrado,
además, licitaciones para la construcción de troncales de Transmilenio,
Transmetro, acueducto y alcantarillado en el Atlántico. Esa constructora tiene,
asimismo, concesiones viales en la costa caribe e incluso en Cundinamarca y un
contrato para la rehabilitación de la vía que conduce de Sincelejo a Barranquilla
por la suma de $15.288’000.000, pero no sólo eso, según el diario capitalino, “hace
parte de un consorcio que busca quedarse con una licitación de 1,2 billones de
pesos para adecuación del río Magdalena.” Habría que analizar cómo se
obtuvieron esas licitaciones para determinar los niveles de corrupción existentes o no en esos procesos. Pero lo que
sí es claro es que cada campaña ha sido financiada doblemente por los
colombianos, porque las contrataciones con las que se financian las campañas
son estatales, y los candidatos que obtengan “por lo menos la tercera parte de los votos depositados por
la lista que haya alcanzado escaño con el menor residuo.” se hacen
acreedores a la reposición de votos, de acuerdo a la Registraduría Nacional.
En los últimos años, los hechos
más destacados que se relacionan con el senador barranquillero son, desde mi
perspectiva, los siguientes:
Su declaración homofóbica durante
el debate sobre el matrimonio igualitario en noviembre del 2012, en el que dijo, entre otras cosas,
“el catre compartido por dos varones, ¡qué horror, Dios mío! ¡Qué horror el
catre compartido por dos varones! A mí nunca me ha preocupado mucho el catre
compartido por dos mujeres porque ese homosexualismo no es nada. Esa es una
cosa inane, sin trascendencia, sin importancia. ¡¿Pero compartido por dos
varones?! Ese es un sexo sucio, asqueroso, un sexo que merece repudio, un sexo
excremental...” En sus declaraciones no sólo se evidencia la ignorancia y falta
de respeto del senador, sino que destaca también su machismo, al considerar que
el sexo homosexual entre hombres es repudiable, y el femenino no. Es decir, ni
para ser homofóbico consumado sirvió. Aclaro que creo en la igualdad y en el
respeto a las demás formas de ser de la gente, y que sólo intento demostrar la
nociva ignorancia y el dañino machismo que vivencia Gerlein.
La defensa que hizo hace un par
de años cuando se enteró que un proyecto de ley buscaba establecer una edad
máxima para la participación de ciudadanos en el Congreso, porque obviamente
afectaba sus intereses.
Su oposición a la reducción de la
compensación económica que reciben los parlamentarios porque la consideraba “inconveniente”
y añadió:
“¿Quién está pidiendo en el país que se modifique la competencia del gobierno
frente a la remuneración que deban tener los parlamentarios?”. “No entiendo ni
veo la razón de que esta situación se modifique”. Vale recordar que el senador
se quiso declarar impedido para debatir la reducción (Alianza Verde) o el congelamiento
de los honorarios (Centro Democrático), pero su “impedimento” no fue aceptado.
De nuevo, su único interés se centra en su persona y no en el bienestar del
país.
El pasado
29 de este mes se discutía en el Senado la refrendación del acuerdo alcanzado
entre el Gobierno Nacional y Las Farc. Ese día, la refrendación ganó, pero sin
importar la importancia del debate, Gerlein se dedicó a dormir su siesta en las
instalaciones del Congreso. La fotografía que revela esa realidad acompaña a
este escrito en la parte superior. No creo que haya sido el único que se ha
quedado dormido, y seguro que no lo será, pero debería salir a pedirle excusas
a todo el país por irse a dormir al Senado cuando del bolsillo de los
colombianos salen los casi 28 millones de pesos que se gana cada mes, y las
millonarias sumas que a lo largo de esos 45 años ha acumulado por cuenta
nuestra. Es decir que los colombianos financiamos a la constructora de Gerlein;
la constructora de Gerlein financia a Gerlein; y nosotros le pagamos a la constructora
de Gerlein por financiar a Gerlein con nuestro dinero a través del proceso de
reposición de votos. Pero no sólo eso, además le pagamos a Gerlein para que
vaya a dormirse al Senado. Es por eso que no puedo dejar de preguntarme ¿y
hasta cuándo Gerlein?
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