Por Francisc Lozano*
Juan Carlos
Vélez Uribe. Autor: Jcvelezuribe.
El 7 de diciembre de 1941, la armada japonesa atacó la base
militar estadounidense de Pearl Harbor en Hawái. El ataque ocasionó muchas pérdidas
de tipo material y una gran cantidad de muertes, las pérdidas más dolorosas que
la guerra puede ocasionar. Como respuesta a ese ataque, USA entró a participar
sin vacilaciones de la Segunda Guerra Mundial, la cual terminó con los nazis derrotados
y con la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, institución
que a la postre se convertiría en la Unión Europea. Ese 7 de diciembre del 41
ha sido marcado, en los anales de la historia, como “El Día de la Infamia”. Al
igual que con los atentados del 11 de septiembre, hay muchas dudas sobre cómo
pudieron ocurrir estos ataques sin que el ejército o la fuerza aérea de USA
pudiese detectarlos. Esas dudas surgen puesto que los japoneses lograron viajar
durante 11 días desde Japón hasta Hawái, y nunca fueron detectados en su
travesía. Pero no nos centraremos en esto hoy, culminaré este asunto diciendo
que la historia siempre es escrita por los ganadores, y como USA y los demás
países aliados ganaron, ese día se llama “El Día de la Infamia”.
Ahora me referiré a Colombia y la difícil situación institucional,
y hasta anímica, que enfrenta después de los resultados políticos del pasado 2
de octubre en los que el NO al plebiscito salió avante. Tengo que advertir aquí que,
si mi lector es un uribista incapaz de aceptar la crítica hacia el senador, es
mejor que abandone inmediatamente la lectura de esta columna de opinión.
Para los que se hayan quedado, seguiré con la exposición de argumentos: el día 4 de octubre del 2016, el senador Álvaro Uribe le concedió una extensa entrevista al Canal RCN (se puede ver la entrevista dándole clic al vínculo anterior). En esa entrevista se notó que Uribe, como ya lo habíamos advertido previamente, no tenía ningún plan para “mejorar” los acuerdos de La Habana como había repetido incansablemente, no. Si algo se pudo ver en esa entrevista, es que Uribe lo único que quiere es retrasar la implementación de los acuerdos, para ser él quien les dé la aprobación final (sí, todavía se cree el presidente del país), mostrar su caudal político para asegurarse de que su candidato a la Presidencia quede muy bien parado frente a la opinión pública y las elecciones del 2018, y modificar el apartado del Tribunal Especial para la Paz del Acuerdo de La Habana para que los militares que estén presos o siendo investigados por delitos contra la población civil, en el marco del conflicto armado colombiano, no cambien verdad por libertad, como propone este acuerdo.
Para los que se hayan quedado, seguiré con la exposición de argumentos: el día 4 de octubre del 2016, el senador Álvaro Uribe le concedió una extensa entrevista al Canal RCN (se puede ver la entrevista dándole clic al vínculo anterior). En esa entrevista se notó que Uribe, como ya lo habíamos advertido previamente, no tenía ningún plan para “mejorar” los acuerdos de La Habana como había repetido incansablemente, no. Si algo se pudo ver en esa entrevista, es que Uribe lo único que quiere es retrasar la implementación de los acuerdos, para ser él quien les dé la aprobación final (sí, todavía se cree el presidente del país), mostrar su caudal político para asegurarse de que su candidato a la Presidencia quede muy bien parado frente a la opinión pública y las elecciones del 2018, y modificar el apartado del Tribunal Especial para la Paz del Acuerdo de La Habana para que los militares que estén presos o siendo investigados por delitos contra la población civil, en el marco del conflicto armado colombiano, no cambien verdad por libertad, como propone este acuerdo.
Cuando, en esa entrevista, uno de
los periodistas le preguntó por qué si renegociar los acuerdos era tan fácil “para
que Las Farc le acepten ir a la cárcel; para que Las Farc le acepten no tener elegibilidad política; para que Las Farc acepten lo que usted plantea, que se parece
más a un sometimiento a la justicia y no una negociación…”, ¿no iba él a negociar
con Las Farc en La Habana si el Presidente le autorizara para ello?, Uribe
respondió: “… Ahora, si yo te digo: sí, me voy para La Habana, Yamid, yo estaría
usurpando competencias que no tengo porque es el Gobierno Nacional el que negocia y dirige las negociaciones… Y te lo
voy a decir desde el punto de vista práctico…: es inútil proponer, nosotros, algo
a Las Farc desde el punto de vista jurídico, político y de conveniencia si el
Gobierno no ha aceptado previamente corregir…”. Olvida Uribe que, con el NO al
plebiscito, le entregaron a Las Farc el poder de decisión sobre si se puede
seguir negociando o no, y que esa no es la facultad del Gobierno Nacional, como
lo expliqué en otra columna.
A Uribe no le interesa
que los militares digan la verdad porque él saldrá implicado en esos delitos
cometidos por ellos, de eso no hay duda. Gustavo Petro, quien conoce de
primera mano el conflicto colombiano porque fue guerrillero del M-19, senador
de la República, y alcalde de Bogotá, dijo en unas declaraciones a Semana en Vivo (Ver declaraciones) que: “entonces
le están diciendo al general, al coronel, al teniente, al soldado: oiga usted,
Uribe les dice: ustedes van para la justicia
ordinaria, ¿por qué?... ¡Ah! Porque los acuerdos dicen que ese tribunal
especial cambia los beneficios jurídicos por verdad. Entonces, lo que debería
decirle el señor Uribe de frente a los colombianos es que teme que los militares confiesen
y que por eso se tiró el proceso de paz con Las Farc y auspició el NO. Porque
él, personalmente, como presidente de la República que fue y como Gobernador de
Antioquia que fue, teme que unos militares confiesen cosas que él no quiere que
confiesen y por eso, entonces, los sacrifica, sacrifica a los militares…
Intenta no dejarlos llevar hacia el Tribunal Especial para que no paguen
cárcel, para que no lo juzgue La Corte Penal Internacional, para que no queden
enredados en procesos como el del general Uscátegui (ver
documental)… Porque van a confesar. Entonces, me parece que ahí hay un tema de
fondo: que es que detrás de la campaña del No hay el intento de ocultar
realidades que sucedieron en esta historia.”
Ahora bien, en un hecho sin precedentes, el señor Juan Carlos Vélez quien fungió como el director de la campaña del NO por parte del Centro Democrático (CD), el partido de Uribe, ha hecho algunas de las siguientes declaraciones al diario La República (se puede leer la entrevista en el enlace anterior) después del triunfo del NO:
“La campaña del Sí fue basada en la esperanza de un nuevo país, ¿cuál fue el mensaje de ustedes?
La indignación. Estábamos buscando que la gente saliera a votar verraca. (berraca o verraca: indignada, enojada)
Ahora bien, en un hecho sin precedentes, el señor Juan Carlos Vélez quien fungió como el director de la campaña del NO por parte del Centro Democrático (CD), el partido de Uribe, ha hecho algunas de las siguientes declaraciones al diario La República (se puede leer la entrevista en el enlace anterior) después del triunfo del NO:
“La campaña del Sí fue basada en la esperanza de un nuevo país, ¿cuál fue el mensaje de ustedes?
La indignación. Estábamos buscando que la gente saliera a votar verraca. (berraca o verraca: indignada, enojada)
¿Cómo fue la
estrategia?
Descubrimos el poder de las redes sociales. Por ejemplo, en
una visita a Apartadó, Antioquia, un concejal me pasó una imagen de Santos y ‘Timochenko’
con un mensaje de por qué se le iba a dar dinero a los guerrilleros si el país
estaba en la olla (sin dinero). Yo la publiqué en mi Facebook y al sábado
pasado tenía 130.000 compartidos con un alcance de seis millones de personas.
Hicimos una etapa inicial de reactivar toda la estructura del
Centro Democrático en las regiones repartiendo volantes en las ciudades. Unos
estrategas de Panamá y Brasil nos dijeron que la estrategia era dejar de
explicar los acuerdos para centrar el mensaje en la indignación. En emisoras de
estratos medios y altos nos basamos en la no impunidad, la elegibilidad y la
reforma tributaria, mientras en las emisoras de estratos bajos nos enfocamos en
subsidios. En cuanto al segmento en cada región utilizamos sus respectivos
acentos. En la Costa individualizamos el mensaje de que nos íbamos a
convertir en Venezuela. Y aquí el No ganó sin pagar un peso. En ocho
municipios del Cauca pasamos propaganda por radio la noche del sábado centrada
en víctimas.
¿Cuál es el Top 5 de
empresas que más aportaron?
Organización Ardila Lülle, Grupo Bolívar, Grupo Uribe, Codiscos, y Corbeta.
Organización Ardila Lülle, Grupo Bolívar, Grupo Uribe, Codiscos, y Corbeta.
¿Por qué tergiversaron
mensajes para hacer campaña?
Fue lo mismo que hicieron los del Sí.”
Fue lo mismo que hicieron los del Sí.”
Hoy Uribe ha negado que lo que dijo Vélez esté apegado a la
verdad y ha dicho, igual que Juan Carlos Vélez, que corresponde a una
tergiversación de sus palabras. Resulta curioso ese hecho porque hace unas
cuantas horas, el mismo Vélez difundía la entrevista que le habían realizado de manera continua y con gran orgullo:
Como denunciamos muchos promotores del SÍ, de manera previa al plebiscito, hubo muchas mentiras para apoyar el NO. Y muchos colombianos incautos que NO LEYERON los acuerdos, o que, aunque los hayan leído, creen en la palabra del uribismo como si fuera palabra de Dios, tomaron la decisión de votar NO el 2 de octubre de 2016, con base en las mentiras que dijeron, entre otros, el CD, empresarios, políticos, y muchos pastores, ministros y sacerdotes cristiano-católicos, quienes olvidaron su compromiso con el perdón, el mismo que promulgó Cristo. Los religiosos abandonaron las enseñanzas de Cristo, y se centraron en mensajes de odio contra las familias no tradionalistas y contra las personas no heterosexuales para destruir una oportunidad de solucionar los conflictos de nuestro país. Usaron ideas tan insulsas como: "nos van a imponer la dictadura del homosexualismo"; "nos quieren imponer la "ideología de género"". Todas una sarta de idioteces que se hubiesen caído por su propio peso después de haber leído conscientemente por lo menos el primer punto del Acuerdo, pero no, los colombianos prefieren no leer y escuchar a cualquier personajillo con ínfulas de gran pensador como Arrázola, quien usa a dedo cualquier versículo de La Biblia (se puede ver el vídeo) para traficar con las mentes de los incautos. Algunos cálculos hablan de 2 millones de votos proporcionados por los cristianos en contra del plebiscito. No son todos los que votaron por el NO, aclaro.
Uribe comprobó que lo que dijo Vélez es verdad al publicar en su Twitter lo siguiente:
La manipulación y desinformación han sido unos factores determinantes en el resultado que obtuvo el plebiscito el domingo anterior, lo mismo pasó en el Reino Unido, y podría pasar en USA en las próximas elecciones. Si no se elige a Trump allá, los colombianos y los británicos seremos recordados como los ciudadanos más torpes del mundo por un buen tiempo.
Lo que hemos visto, de parte de Uribe y su séquito, no es una
campaña de por el bien de Colombia ni por acabar con la impunidad que ellos
dicen existe en el Acuerdo de La Habana, no. Es una campaña de la infamia y los
colombianos la dejamos progresar y derrotar las esperanzas de un mejor país y
de una verdadera reparación para las víctimas del conflicto armado colombiano.
Una vez más hemos visto las consecuencias de haberle permitido a un pueblo, que no lee, que tomara la decisión política más importante en el último siglo de historia, después de permitir el sufragio femenino en el 53 y la creación del Frente Nacional en el 58. No voy a criticar la decisión de Santos, critico la forma en la que los colombianos le respondimos a la responsabilidad política, humana, social y económica de terminar los enfrentamientos con Las Farc y traicionar a muchas víctimas que le apostaron rotundamente al SÍ.
Una vez más hemos visto las consecuencias de haberle permitido a un pueblo, que no lee, que tomara la decisión política más importante en el último siglo de historia, después de permitir el sufragio femenino en el 53 y la creación del Frente Nacional en el 58. No voy a criticar la decisión de Santos, critico la forma en la que los colombianos le respondimos a la responsabilidad política, humana, social y económica de terminar los enfrentamientos con Las Farc y traicionar a muchas víctimas que le apostaron rotundamente al SÍ.
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