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martes, 27 de diciembre de 2016

Un referendo contra la humanidad

Por Francisc Lozano*

Dos papás y una niña. Adopción homosexual. Un referendo contra la humanidad. Todas Las Sombras. Fuente: http://todaslassombras.blogspot.com/2016/12/un-referendo-contra-la-humanidad.html
Dos papás y una niña. Fuente: tiemposprofeticos

Viviane Morales es una abogada que nació en Bogotá hace 54 años. En el 2014 llegó al Congreso de la República con el aval otorgado por el partido Liberal y gracias a los 53,838 votos que logró en las elecciones parlamentarias, tras haber sido Fiscal General de la Nación y haber sido declarada nula su elección por el Consejo de Estado. Ya desde el 91 había llegado a la Cámara de Representantes, a la cual arribó a través de un grupo político cristiano. Hoy es noticia por ser la promotora de un referendo que, irrefutablemente, ataca a las minorías no heterosexuales y/o personas no unidas en matrimonio.


Morales es una abogada, como dije previamente, no una psicóloga ni una médica, ni una científica comportamental, y, sin embargo, ha decidido que su lucha en el Congreso debe ser no por la defensa de los colombianos en términos generales, sino por “los niños” proponiendo un referendo que le pregunte al pueblo colombiano si la adopción de niños debe o no darse únicamente por parejas constituidas solamente por hombres y mujeres heterosexuales unidas en matrimonio o por unión de hecho.  Según la senadora, “la adopción es una medida de protección del niño que busca garantizarle el derecho a tener una familia constituida por una pareja heterosexual en los términos explícitos del artículo 44 de esta Constitución, es decir, por un hombre y una mujer unidos entre sí en matrimonio o unión marital de hecho, con el cumplimiento de los demás requisitos establecidos en la ley”. No obstante, un texto que establece que dichas parejas deben ser heterosexuales, no puede buscar el bienestar de nuestros niños, sino hacer mella en los logros que en procura de la igualdad han conquistado nuestras minorías, a través de los pronunciamientos de la Corte Constitucional, en los últimos años.


El artículo 44 establece cuáles son los derechos fundamentales de los niños. Entre ellos se cuentan la vida, la integridad física, la salud, la alimentación balanceada, la educación, derecho a la familia y a no ser separados de ella, la protección y algunos más. Este artículo establece, además, de manera categórica que “los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás”. Establecer que el referendo que propone la señora Morales es inconstitucional sería una verdad a medias. Y lo digo porque la propia Constitución contiene artículos discriminatorios como el propuesto por la senadora. El artículo 42, por ejemplo, establece qué es una familia y cómo se constituye, y sólo le otorga la posibilidad a los hogares conformados por hombres y mujeres, casados o unidos por matrimonio de hecho de ser familias. Las demás no lo son, de acuerdo a la Constitución. Lo complejo de esa definición no es únicamente que excluye a todos los colombianos no heterosexuales del concepto de familia, sino que, además, determina que no existen familias unipersonales, familias conformadas por un padre y su hijo, por un tío y sus sobrinas, por una abuela y un niño adoptado por ella legal o ilegalmente o por una madre soltera y sus hijos biológicos y no biológicos, entre las muchas otras formas de familias que existen.  Entonces, no es inconstitucional el referendo, es discriminatorio, pero más que eso, es inhumano.  


Y es inhumano porque si, como dice Morales, sólo busca “garantizarle el derecho a tener una familia…”, el mismo referendo sepulta la posibilidad de que cientos o miles de familias dotadas del amor, la educación, la tolerancia, los recursos económicos y la formación académica y cultural necesarias para criar a los niños, se encuentren con esos niños que carecen de una familia que les ofrezca satisfacer sus necesidades psicológicas y financieras.  El referendo no sólo discrimina a todas las familias no conformadas por un hombre y una mujer, un gran porcentaje de las familias colombianas, sino que además elimina la posibilidad de los niños de contar con un hogar amoroso en el cual crecer. En el año 2014, el ICBF decía que tenía en su poder 80.000 niños esperando ser recibidos por un hogar. Ese año, las adopciones sólo le brindaron la oportunidad a 1.148 niños de encontrarse con una familia, según El Heraldo. Es decir que 78.852 menores de edad se quedaron esperando la oportunidad de hacer parte de un hogar amoroso porque no hay suficientes parejas heterosexuales interesadas y capacitadas para adoptar, entonces, ¿por qué imponer las visiones prejuiciosas sobre las necesidades de los niños?, ¿por qué ir en contra de los derechos de los niños a tener una familia con el único propósito de demostrar, infructuosamente, que existen familias “correctas” y familias “incorrectas”?, ¿por qué intentan imponer idearios religiosos de lo correcto y lo incorrecto a los derechos de los niños que, como dice la Constitución, “prevalecen sobre los derechos de los demás”? Eso, el no pensar primero en el bienestar real de los niños, es lo que hace que el referendo deje de ser únicamente discriminatorio para convertirse en inhumano.


Otras de las ideas que ha esgrimido la senadora es la de la ciencia comportamental, la cual demuestra, según Morales, que los niños requieren de “un padre y una madre heterosexuales” para crecer como seres que contribuyen a la sociedad y para conformarse como seres humanos “normales”. Una de las investigaciones usadas por Morales fue la de Kyle Pruett, en la que él concluye básicamente que la figura masculina es esencial en el desarrollo de niños “normales”. Morales concluyó que esa influencia masculina sólo podía provenir de un hombre heterosexual que desempeñara el rol de padre en la familia en la que creciera el infante. Pruett dijo en una entrevista, que le concedió a Semana, que estaba decepcionado por la forma equivocada en la que la senadora había usado sus hallazgos para apoyar un proyecto de ley discriminatorio. Pero fue más allá, y aclaró que esa figura masculina de la que habla en sus investigaciones no tiene que ser la pareja de la madre del o de los niños, con lo que puede ser el abuelo, el tío, el primo de la madre, o cualquier otro hombre, y que muchos menos se puede pensar que esa persona deba ser heterosexual. Cuando Pruett declaró lo anterior, Morales dijo que su intención no era discriminar, sino proteger a los niños. Ese ha sido su caballito de guerra, pero su insistencia en la heterosexualidad de los adoptantes, y en que sean una pareja unida en matrimonio civil o de hecho, no puede verse más que como una acción para discriminar a las personas interesadas en adoptar que no cumplen con esas características, pero no sólo a ellos, sino a los niños que no pueden o no van a ser escogidos por esas familias.


Morales se escuda asimismo en que debe ser el pueblo colombiano el encargado de decidir quiénes pueden o no adoptar a nuestros niños, y eso sería lo ideal si los colombianos tuviésemos la formación académica y científica, y la capacidad crítica necesarias para tomar esa trascendental decisión, pero los colombianos ya hemos hecho el ridículo antes: el pasado 2 de octubre, millones de personas salieron a decidir si se acababa o no el conflicto más largo del hemisferio occidental. De esos 13 millones de personas, cientos de miles, o tal vez millones, se dejaron engañar por 38 congresistas y unos cuantos concejales, alcaldes y gobernadores del Centro Democrático que les echaron un sinnúmero de mentiras inverosímiles para que votaran No, y lo peor, la gente les creyó porque fue incapaz de leer 297 páginas que podían cambiar el futuro del país para siempre. Sí, de ese tamaño es el talante intelectual de los colombianos. Esa es nuestra sociedad, una sociedad en la que son los profesores, los amigos, los libros, la televisión y la Internet los encargados de hablarnos y educarnos respecto a la sexualidad, porque nuestros padres, no todos, obviamente, no tienen ni la formación académica ni la predisposición para hablar de un tema tan trascendental como la educación sexual. Sí, esa sociedad es la que, dice Morales, debe decidir sobre un tema tan trascendental como la vida de los niños rodeada o no del cariño de una familia que los quiera. Creo que no es necesario decir más.


Ahora cabe preguntarnos todos, y preguntarles a quienes tienen hijos, sin importar su credo y su visión de lo “correcto” y lo “incorrecto” en el ámbito de la sexualidad y del matrimonio, en caso de que su muerte ocurriese antes de que sus hijos fueran mayores de edad, ¿preferirían ustedes que  sus hijos permanecieran el resto de su infancia y adolescencia en un centro de ayuda a menores de edad del ICBF sin familia y sin el amor de sus padres, en vez de permitirle a sus hijos y a una familia, del tipo que sea, que quiera adoptarlos y darles todo el cariño o amor que ustedes ya no podrán? Como dice la esposa del reverendo en The Simpsons, “¿quiere alguien pensar en los niños?”  Yo crecí sólo con mi madre y mis hermanos, ella nunca tuvo un esposo que viniera a conformar una familia como las que mencionan el artículo 44 y Morales, y a pasar de eso yo no soy un delincuente ni un peligro para la sociedad, y le estoy agradecido a mi madre por el esfuerzo. Yo no soy el único: hay cientos de miles de colombianos como yo, y no somos muy diferentes de quienes crecieron en un hogar de padres y de madres casados.


También hay muchas personas que crecieron en hogares no heterosexuales, y son personas que crecieron felices y ayudan a construir una sociedad mejor. Así son estas mujeres que hablaron con El Espectador, y que aman a sus padres. Sí, a parejas de dos hombres que actuaron como sus padres desde que eran muy jóvenes y que las criaron para ser personas buenas, y que parecen haberlo logrado. Déborah Villegas fue una de ellas, y contó su historia en el Congreso cuando se discutía, como tantas otras veces y con el mismo resultado retrógrado, sobre la adopción por parte de parejas no heterosexuales: “Mi Nombre es Déborah Villegas Rangel y tengo dos papás… Vivo en Bucaramanga, tengo 24 años, estoy casada con Gustavo Adolfo Molano, mi hija se llama Violeta y cumplirá en noviembre 4 años… No extraño a mi mamá. ¿Cómo voy a extrañar algo que no he tenido? ¿Por qué la tengo que amar si no me crio? Los que se trasnocharon por mí cuando estaba enferma fueron mis dos papás.” Cuando escucha rumores sobre las cosas que no debió contarle a sus padres por pena o las burlas que debió haber recibido en el colegio por tener papás “maricas”, Déborah dice, erradicando ambos mitos, que fue a ellos a quienes les contó alarmada cuando tuvo su primera menstruación y que la molestaban más en el colegio por el tamaño de su nariz que por tener padres homosexuales. Si quiere saber más acerca de su historia y la de otras mujeres que crecieron en una familia como la suya, visite este enlace.


Para terminar, tengo que decir que respeto a quien piense diferente a mí, pero esto no se trata de un pensamiento, se trata de la vida de miles de niños que podrían ser mucho mejor de lo que son ahora. Y tengo una pregunta más para Viviane Morales y quienes se oponen a la adopción no heterosexual: Ustedes que sí tienen una familia adecuada para adoptar niños, y que están tan preocupados por ellos, ¿cuántos niños de esos miles de huérfanos y desamparados van a adoptar para cumplir con el artículo 44 de la Constitución? ¿Serán trescientos o mil?


@Franzlozano


*Francisc León Lozano Rivera (1988): Nació en Santiago de Cali, Colombia. Es Administrador de Empresas de la Universidad Nacional de Colombia. Trabajó como Director de Talento Humano en la organización Grameen Caldas; fue director de la Fundación Funeducol; laboró como Coordinador de Reclutamiento de Heart for Change; y se desempeñó como Conferencista y Formador de Aprendizaje de Inglés en México. Es escritor por gusto y por convicción. Desarrolla artículos de opinión para Todas Las Sombras y Radio Macondo. Puede contactarle en su cuenta de Twitter: @Franzlozano



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jueves, 1 de diciembre de 2016

¿Y hasta cuándo Gerlein?

Por Francisc Lozano*

Roberto Gerlein durmiendo en el Congreso, ¿Y hasta Cuándo Gerlein? Todas Las Sombras. Fuente: http://todaslassombras.blogspot.com/2016/12/y-hasta-cuando-gerlein.htmlRoberto Gerlein durmiendo en el Senado en la plenaria para la refrendación de acuerdo Gobierno-Farc.

Roberto Víctor Gerlein Echavarría no es un colombiano del común. Nació en Barranquilla allá por el año 1938. Y digo que no es un colombiano del común porque nació en el seno de una familia con gran caudal económico y con un poderío político envidiable.  Su abuelo, Julio Gerlein, era el propietario de un reconocido almacén en la capital atlanticense. Su tío, Julio Gerlein Comelín, fue el fundador de la Zona Franca de Barranquilla, y la dirigió por mucho tiempo. Su madre, Conchita Echavarría, era la nieta de Esparquio González, uno de los conservadores más importante del Atlántico. Su hermano Julio es un contratista con gran poder que se encarga de la financiación de las campañas electorales. Su otro hermano, Jorge (quien murió en mayo de este año), era el encargado de poner la cara en las campañas, de la maquinaria, y también se desempeñó como congresista en el pasado.  Con una familia como esa, no es extraño que Roberto Gerlein haya sido un político destacado desde que era muy joven.  Cuando tenía 21 años ya era el Secretario Privado de la Alcaldía de Barranquilla, y en 1968, con tan sólo 29 años de edad, pisó el suelo del Congreso como parlamentario por primera vez. ¡Todo un hito!



No es un secreto tampoco que, o no debería serlo, Gerlein es el congresista que más veces ha logrado una curul en Colombia y que es, además, el congresista más veterano que tiene el Parlamento hoy por hoy. Ha sido representante a la Cámara entre 1968 y 1973, y desde 1978 hasta nuestros días, Gerlein se ha desempeñado como senador. ¡Lleva 45 años en el Congreso!, sí, ¡45! No obstante, según cifras de Congreso Visible, el hoy senador sólo ha presentado 37 proyectos de ley en eso 45 años, ¡ni siquiera uno por año!, y lo que resulta aún más increíble es que sus proyectos de ley apenas empezaron a aparecer desde el 3 de octubre del 2006, por lo que vale la pena preguntarse: ¿Qué hizo en los otros 28 años como senador? Es necesario aclarar que las estadísticas presentadas sólo se llevan desde el 98, pero si entre ese año y el 2006 no hubo proyectos presentados por Gerlein, es muy probable que tampoco los haya habido antes de ese año. Tan sólo 37 proyectos es un hecho que debe generar tristeza y vergüenza, sobre todo si se compara con las cifras que Robledo, senador desde hace 14 años, Claudia López, senadora desde hace 2 años, y Angélica Lozano, representante a la Cámara desde el 2014, que son 49, 52 y 53, respectivamente. En cuanto a debates de control político también se raja. Gerlein Echavarría ha realizado un total de 18 en 45 años, parece que no hubo muchos asuntos mal manejados en el país durante todo ese tiempo, a juzgar por la irrisoria cantidad de citaciones que realizó, y que de nuevo se ve superada por los otros tres congresistas mencionados anteriormente. En ese rubro Robledo tiene 174, López 19, y Lozano 27.  No quiero implicar que la única manera de medir la eficiencia de un parlamentario sea con las cifras anteriores, pero sí me resulta sospechoso que en 45 años de labor haya tan poco para mostrar.


Y en los asuntos que se refieren a la política, la corrupción y la fortuna de su familia, hay varios temas que generan, cuando menos, sospechas.  En una columna del 2006, Daniel Coronell escribía lo siguiente:

“La Policía encontró en un apartamento (…) en Barranquilla más de 4.000 cédulas. La dueña de casa, Patricia Margarita Judex, tenía además documentos de registro electoral y 150 planillas con dos nombres impresos: Jorge Gerlein, seguido de la palabra 'Cámara', y Roberto Gerlein, con el rótulo 'Senado'.” Y continuaba así: “Las planillas tenían cuatro columnas. La primera llevaba el nombre del elector. La segunda, el número de la cédula. La tercera, la mesa y la zona en la que estaba inscrito cada votante, y la última, anotaciones como: Eternit, cemento y ladrillos.”, pero eso no era todo, Coronell expresa que “el domingo de elecciones, el periodista Diego Fajardo del canal Caracol -con buen olfato- se fue a 'El Pueblito' y llevó su cámara. Allí encontró y grabó a varios habitantes moviendo carga en carros de balineras. Transportaban tejas de Eternit, cemento y ladrillos.”, y que “fue suficiente una pregunta del periodista para que esas personas relataran que habían recibido los materiales de construcción a cambio de votar por Gerlein.” Su columna cuenta además lo siguiente: “Cuando la Registraduría contó los votos surgió una nueva coincidencia: Roberto, el senador, obtuvo en el Atlántico 47.499 votos. Jorge, el representante, logró un número sorprendentemente parecido: 47.788.” Hoy, 10 años después, aún no se conocen los resultados de esa investigación y tal vez nunca se conozcan.


En el tema de contratación estatal también hay varios hechos que deberían generar como mínimo suspicacias. Dice el periódico El Tiempo que “Julio Gerlein, el mayor de los tres hermanos es el que está al frente de Valorcom, una constructora creada en 1992 y en la que la familia tiene grandes intereses. Es el que aporta la plata para la campaña.” Valorcom ha logrado, además, licitaciones para la construcción de troncales de Transmilenio, Transmetro, acueducto y alcantarillado en el Atlántico. Esa constructora tiene, asimismo, concesiones viales en la costa caribe e incluso en Cundinamarca y un contrato para la rehabilitación de la vía que conduce de Sincelejo a Barranquilla por la suma de $15.288’000.000, pero no sólo eso, según el diario capitalino, “hace parte de un consorcio que busca quedarse con una licitación de 1,2 billones de pesos para adecuación del río Magdalena.” Habría que analizar cómo se obtuvieron esas licitaciones para determinar los niveles de corrupción existentes o no en esos procesos.  Pero lo que sí es claro es que cada campaña ha sido financiada doblemente por los colombianos, porque las contrataciones con las que se financian las campañas son estatales, y los candidatos que obtengan “por lo menos la tercera parte de los votos depositados por la lista que haya alcanzado escaño con el menor residuo. se hacen acreedores a la reposición de votos, de acuerdo a la Registraduría Nacional.


En los últimos años, los hechos más destacados que se relacionan con el senador barranquillero son, desde mi perspectiva, los siguientes:

Su declaración homofóbica durante el debate sobre el matrimonio igualitario en noviembre del 2012, en el que dijo, entre otras cosas, “el catre compartido por dos varones, ¡qué horror, Dios mío! ¡Qué horror el catre compartido por dos varones! A mí nunca me ha preocupado mucho el catre compartido por dos mujeres porque ese homosexualismo no es nada. Esa es una cosa inane, sin trascendencia, sin importancia. ¡¿Pero compartido por dos varones?! Ese es un sexo sucio, asqueroso, un sexo que merece repudio, un sexo excremental...” En sus declaraciones no sólo se evidencia la ignorancia y falta de respeto del senador, sino que destaca también su machismo, al considerar que el sexo homosexual entre hombres es repudiable, y el femenino no. Es decir, ni para ser homofóbico consumado sirvió. Aclaro que creo en la igualdad y en el respeto a las demás formas de ser de la gente, y que sólo intento demostrar la nociva ignorancia y el dañino machismo que vivencia Gerlein.


La defensa que hizo hace un par de años cuando se enteró que un proyecto de ley buscaba establecer una edad máxima para la participación de ciudadanos en el Congreso, porque obviamente afectaba sus intereses.


Su oposición a la reducción de la compensación económica que reciben los parlamentarios porque la consideraba “inconveniente” y añadió: “¿Quién está pidiendo en el país que se modifique la competencia del gobierno frente a la remuneración que deban tener los parlamentarios?”. “No entiendo ni veo la razón de que esta situación se modifique”. Vale recordar que el senador se quiso declarar impedido para debatir la reducción (Alianza Verde) o el congelamiento de los honorarios (Centro Democrático), pero su “impedimento” no fue aceptado. De nuevo, su único interés se centra en su persona y no en el bienestar del país.


El pasado 29 de este mes se discutía en el Senado la refrendación del acuerdo alcanzado entre el Gobierno Nacional y Las Farc. Ese día, la refrendación ganó, pero sin importar la importancia del debate, Gerlein se dedicó a dormir su siesta en las instalaciones del Congreso. La fotografía que revela esa realidad acompaña a este escrito en la parte superior. No creo que haya sido el único que se ha quedado dormido, y seguro que no lo será, pero debería salir a pedirle excusas a todo el país por irse a dormir al Senado cuando del bolsillo de los colombianos salen los casi 28 millones de pesos que se gana cada mes, y las millonarias sumas que a lo largo de esos 45 años ha acumulado por cuenta nuestra. Es decir que los colombianos financiamos a la constructora de Gerlein; la constructora de Gerlein financia a Gerlein; y nosotros le pagamos a la constructora de Gerlein por financiar a Gerlein con nuestro dinero a través del proceso de reposición de votos. Pero no sólo eso, además le pagamos a Gerlein para que vaya a dormirse al Senado. Es por eso que no puedo dejar de preguntarme ¿y hasta cuándo Gerlein?



@Franzlozano


*Francisc León Lozano Rivera (1988): Nació en Santiago de Cali, Colombia. Es Administrador de Empresas de la Universidad Nacional de Colombia. Trabajó como Director de Talento Humano en la organización Grameen Caldas; fue director de la Fundación Funeducol; laboró como Coordinador de Reclutamiento de Heart for Change; y se desempeñó como Conferencista y Formador de Aprendizaje de Inglés en México. Es escritor por gusto y por convicción. Desarrolla artículos de opinión para Todas Las Sombras y Radio Macondo. Puede contactarle en su cuenta de Twitter: @Franzlozano


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jueves, 24 de noviembre de 2016

Un tiro en el pie

Por Francisc Lozano*


Humberto de la Calle, Luis Carlos Villegas, Álvaro Uribe, Holmes Trujillo, Óscar Iván Zuluaga, Mauricio Lizcano, Rangel, Iván Duque,  Equipo Negociador, Todas Las Sombras, http://todaslassombras.blogspot.com/2016/11/un-tiro-en-el-pie.html
Equipo negociador y algunos promotores del No.  Fuente: Presidencia.gov.co


Con el paso del tiempo, los juicios sobre las decisiones tomadas en un pasado “lejano” se pueden realizar con mayor precisión, y objetividad, quizá. Hoy sabemos que el plebiscito fue un error, pero no lo sabíamos hace dos meses. No obstante, creo que Santos confiaba de verdad en el hecho de que el fin del conflicto se sobrepondría a cualquier diferencia que los colombianos tuviéramos con él y su gobierno, y obviamente se equivocó. Ya sabemos muchas de las razones para su fracaso: su poca favorabilidad entre nosotros; el poder de convicción de Uribe y sus secuaces, y su capacidad para mentir y engañar a personas incapaces de ver una mentira aunque se la pongan frente a los ojos; el odio que generan Las Farc en muchos colombianos y la incapacidad para perdonar sus fechorías; la falta de una cultura de lectura de los habitantes de este país; la dejadez de más de 21 millones de colombianos que no votaron; la incapacidad del Gobierno y los partidarios del Sí para convencer a quienes no creían en el acuerdo; las decisiones tardías de Las Farc para hablar de reparación económica y pedir perdón por sus crímenes; y un verdadero convencimiento de algunos que votaron No de que ese acuerdo no era conveniente para el país, entre otras. Hoy sabemos que, con el plebiscito, Santos se pegó un tiro en el pie.


Por el lado de la “oposición”, o sea, del Centro Democrático, esta semana hemos escuchado una propuesta que parecería ser una panacea. Varios miembros de ese partido han dicho que proponen una revocatoria del Congreso porque, según dicen, esa institución "no representa al pueblo colombiano".  Yo, que siento que hay muy pocas personas que me representen en el Congreso (Jorge Robledo, Claudia López, Juan Fernando Velasco), diría “sí, ¡hagámoslo!”, pero el problema es que tengo por lo menos cuatro inconvenientes con la propuesta, y los expondré a continuación: La inviabilidad de la misma, la contradicción del CD, el favorecimiento a los terratenientes y financiadores del paramilitarismo y el desplazamiento forzado, y la mezquindad que elimina la posibilidad real de paz.  


Primero,  según dice un artículo de la Revista Semana, “en la Constitución Política no existe un solo mecanismo que permita revocar el mandato de los congresistas”. Por esa razón, la propuesta desde ya parece inviable e ilógica. No obstante, habrá que ver qué se inventan en el CD para buscarle “la comba al palo”. Ya sabemos que son expertos en mentir y engañar a personas ingenuas,  tal vez también sean capaces de revocar al Congreso. O tal vez junten el número necesario de firmas para que el mismo Parlamento se revoque a sí mismo, aunque eso sí que parece irreal. No creo que alguno de los congresistas vaya a votar contra sí mismo, pero ya veremos.


Segundo, la propuesta del CD es contradictoria. Hoy dicen que el Congreso no representa la voluntad del pueblo, y en muchos casos yo estoy de acuerdo con eso, pero hace dos años eran los más felices llegando al poder a través de una lista cerrada en la que la única cabeza visible era la de Uribe. Es decir, nadie sabía quiénes eran el resto de congresistas de la lista, pero todos llegaron a vivir del bolsillo de los colombianos sin ganarse su participación en política consiguiendo los votos de la gente con propuestas. No. Sólo tuvieron que acercarse a Uribe y esperar el resultado de las elecciones parlamentarias. Ahora que lo pienso, y aunque esos votos sí son de Uribe, no es muy diferente eso de la forma en la que Las Farc llegarán al Congreso (10 curules). Muchos dirán que Uribe sí tiene esos votos, y Las Farc no, y yo estoy de acuerdo. Esos votos son de Uribe, pero no de Valencia, Rangel, Cabal, Duque, Gaviria (José Obdulio), Guerra (María del Rosario), Gómez, Correa, Araújo, Castañeda, etc. Si quieren ver toda la lista, pueden seguir este enlace. Y sí, no los nombro a todos porque nadie los conoce.


Y la contradicción se centra principalmente en los siguientes hechos: Si el Congreso no representa al pueblo, como ellos dicen, ¿por qué no renuncian ellos a la fortuna que cada mes reciben gracias a nuestros impuestos y nos devuelven a los colombianos los más de 600 millones de pesos que cada uno de ellos ha obtenido durante estos dos años por ser parte del parlamento? ¿Por qué se esperaron dos años para llegar a esa conclusión o para hacerla pública? ¿Por qué la ilegitimidad existe para refrendar el Acuerdo de La Habana, pero no existió para que votaran a favor de la propuesta de congelar los salarios de los congresistas y no de disminuirlos como proponía Claudia López? ¿Por qué el parlamento es ilegítimo para la refrendación del acuerdo, pero no para debatir el proyecto de ley de Nohora Tovar, senadora del CD, que ha sido catalogado por muchas personas como una ley que va en contra de la restitución de tierras? ¿Por qué el Congreso es ilegítimo ahora, pero no fue ilegítimo cuando, permeado por la corrupción y comprado por los ministros Pretel de la Vega y Palacio, y Alberto Velásquez, aprobó la reelección de Uribe, que era a todas luces ilegal? La lista puede continuar, pero voy a concluir con esta pregunta: ¿Por qué cuando Uribe decía lo siguiente: “pedir a todos los congresistas que nos han apoyado que, mientas no estén en la cárcel, a votar las transferencias, a votar la capitalización de Ecopetrol, a votar la reforma tributaria” (se puede ver el vídeo en este enlace o en la parte inferior de este párrafo), el Congreso sí era legítimo, a pesar de que muchos de sus miembros terminaron en la cárcel, pero no lo es ahora que puede decidir sobre la terminación de un conflicto de más de 52 años?



                                           Uribe pide a los congresistas que le apoyaban, votar sus iniciativas antes de ir a la cárcel.


Tercero, la mayoría de cambios que se incluyeron en el acuerdo siguiendo las propuestas de los promotores del No, con el CD como principal actor, se hicieron para favorecer a los terratenientes de este país, a los impulsores del paramilitarismo y del desplazamiento forzado y, en fin, a los que se ven representados por Uribe y sus políticas acumulativas de tierra por cualquier medio, incluido el asesinato y el desplazamiento de personas. Se pueden leer algunos de los cambios en esta declaración que hizo Santos el 12 de noviembre. Uno de los principales retrocesos del nuevo acuerdo es que “el catastro –fundamental para formalizar la tierra—no modificará por sí mismo los avalúos de las tierras.”, en palabras de Santos, con lo que los terratenientes y empresarios agropecuarios que tienen tierras que no pagan los impuestos que deberían, seguirán haciéndole “conejo” al pueblo colombiano.


Cuarto, la propuesta del Centro Democrático tiene como base una mezquindad que quiere eliminar la posibilidad real de paz para Colombia.  Al CD no le interesa alcanzar una paz real, sólo le interesa usar esta coyuntura política para proteger sus propios intereses y los intereses de quienes le patrocinan, y lograr alcanzar la Presidencia en el 2018. Uribe ha intentado retrasar la firma e implementación de los acuerdos (el viejo y el nuevo) porque le afectan en sus intereses y porque los militares investigados por acciones delictivas en contra de la población civil podrían confesar delitos que le podrían implicar e implicar a sus amigos empresarios y latifundistas que patrocinaron el paramilitarismo, como declaró Petro hace varias semanas en Semana en Vivo (ver declaraciones).


La mezquindad de Uribe y el Centro Democrático es tan grande que, con tal de no ver afectados intereses sus económicos  y políticos por el Acuerdo de La Habana, son capaces de proponer una revocatoria del mismo Congreso del que hacen parte y que le asegura a cada uno de ellos más de 27 millones de pesos al mes, para que el país no cambie. Es decir, su mezquindad es tan gigantesca que prefieren renunciar a sus millonarios salarios, y ellos también, como lo hizo Santos, darse un tiro en el pie.




@Franzlozano


*Francisc León Lozano Rivera (1988): Nació en Santiago de Cali, Colombia. Es Administrador de Empresas de la Universidad Nacional de Colombia. Trabajó como Director de Talento Humano en la organización Grameen Caldas; fue director de la Fundación Funeducol; laboró como Coordinador de Reclutamiento de Heart for Change; y se desempeñó como Conferencista y Formador de Aprendizaje de Inglés en México. Es escritor por gusto y por convicción. Desarrolla artículos de opinión para Todas Las Sombras y Radio Macondo. Puede contactarle en su cuenta de Twitter: @Franzlozano

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miércoles, 23 de noviembre de 2016

Los otros

Por María Gloria Pérez*

 

Educación en el aula. Los Otros, Todas Las Sombras. Fuente: http://todaslassombras.blogspot.com/2016/11/los-otros.htmlSalón de clases. Fuente: UdeChile 

No me gusta la guerra. 

 


En el pabellón de máxima seguridad de una cárcel colombiana tuve un alumno cuyo alias era “Masacre”, venía de un pequeño pueblo del nordeste antioqueño, sus padres barequeaban oro en el río Nechí. A los once años deambulaba por su vereda, la escuela estaba abandonada, a la última maestra la habían asesinado una madrugada, camino a la escuela. Los niños se quedaron esperando, nunca vino nadie a reemplazarla. Cualquier día, uno de tantos en los que no había nada para comer, lo abordaron unos hombres invitándolo a partir, le ofrecieron ropa nueva y los “tres golpes”1 diarios. Se fue con ellos. A poco ya lucía un brazalete de las FARC, tenía once años. A los diecisiete, abandonó aquella milicia y por su pericia y habilidades militares fue reclutado por un grupo paramilitar en el que recibía buena paga y mejor trato.

Me pidió entrada a mi taller, advirtiéndome que nos sabía leer ni escribir, que había estudiado hasta segundo de primaria pero se le había olvidado todo. En los tres  años que estuve con ellos, nunca faltó al taller. El día que me despedí me dijo “no se vaya profesora, ya vio que no sé leer ni escribir, pero me gusta mucho oír hablar a las personas, me gustan mucho las historias”. 



Tenía veinticuatro años y estaba acusado de participar en el homicidio de por lo menos ciento veintitrés colombianos.  Cada que lo recuerdo me vuelve a doler su despedida y pienso: “cuántas vidas , incluyendo la de Masacre, se hubieran salvado, cuántas penas y vergüenzas menos llevaríamos a cuestas si por aquellos corredores, de esa escuela abandonada, hubieran corrido aquellos pies pequeños , si en ese patio, de esa escuela abandonada, hubieran aturdido los cantos y los gritos de las voces niñas, si al pequeño salón, de la escuela abandonada, lo hubiera entibiado la amorosa voz de una maestra, que repitiera: “la palabra paz es monosílaba, porque se escribe con tres letras, dos consonantes y una vocal”.



1. En el lenguaje coloquial de algunas regiones de Colombia, la expresión "los tres golpes" representa las tres comidas principales de cada día: Desayuno, almuerzo y comida.


*María Gloria Pérez: Nació en Anorí (Antioquia), un pequeño pueblo minero que por más de 40 años ha sufrido todas las batallas de esta guerra. Estudió licenciatura en Historia y Filosofía en la Universidad de Antioquia. Se desempeñó como profesora de literatura. Ha publicado en varias revistas y ha sido ganadora de tres premios nacionales de cuento.


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jueves, 17 de noviembre de 2016

Ordóñez, el especulador

Por Francisc Lozano*


Eccehomo Cetina y Alejandro Ordóñez. Ordóñez, el especulador, Todas Las Sombras.  Fuente: http://todaslassombras.blogspot.com/2016/11/ordonez-el-especulador.html
Eccehomo Cetina y Alejandro Ordóñez. Fuente: Wikimedia


Alejandro Ordóñez Maldonado es recordado por varias facetas que ha desempeñado en su vida pública. Yo quiero referirme a cinco el día de hoy: su juventud antiintelectual, su paso por la Procuraduría General de la Nación, su defensa a ultranza de despojadores de tierras, su irracional intención de imponer el credo católico a un país laico y su férrea oposición a una paz negociada en Colombia.


El 13 de marzo de 1978, Ordóñez, de 22 años, se encontró con sus compañeros universitarios y de la organización Familia, Tradición y Propiedad en un parque de Bucaramanga para llevar a cabo una quema pública de libros y revistas que ellos consideraban “inmorales”. Se dice que entre los autores que quemaron se encontraba García Márquez y algunas revistas pornográficas. Quemar libros es una actividad en contra del intelecto y la ciencia por sí misma, pero se agrava cuando uno recuerda que el 10 de mayo de 1933 Hitler hacía lo mismo en la Alemania nazi, como lo recuerda la Revista Semana en este artículo.  Y se convierte en una actividad mucho más reveladora cuando uno descubre que Ordóñez era, o es, un asistente frecuente a las reuniones del grupo neonazi “Tercera Fuerza”, como ha sido comprobado por El Espectador y Las 2 Orillas, en el que, además, se le rendían homenajes continuamente. Pero la quema de libros y la idea de la superioridad aria no son las únicas acciones que le unen a nazismo. Lo digo porque en el 2013 Héctor Abad le preguntó si él negaba o no la existencia del “holocausto judío” como lo hacen los obispos lefevbristas a quienes él sigue, a lo que Ordóñez no respondió y,  de manera evasiva, dio por terminada la entrevista, como lo demuestra este audio. No aseguro que sea negacionista, pero sí que ante la oportunidad de demostrar que no es así, decidió callar y dejar en vilo a quienes queríamos saber su postura.


En 2009, Alejandro Ordóñez fue elegido por el Congreso para ocupar el Cargo de Procurador General de la Nación. Este cargo tiene entre sus principales funciones la defensa de los ciudadanos y los recursos públicos. Es por eso que el procurador cuenta con grandes poderes desde el punto de vista legal. Durante los casi 8 años que estuvo en ese cargo, Ordóñez logró hacerse inolvidable: impartió inhabilidades por mil a funcionarios, y se opuso tenazmente e irracionalmente a la despenalización del aborto que hizo la Corte Constitucional en 2006 de tres casos puntuales.  Y digo irracionalmente, porque su único argumento fue siempre el tema religioso, y no la ciencia que ha ahondado profundamente en el tema de la interrupción del embarazo por métodos médicos. Pero en lo que más dio de qué hablar fue en el tema de las sanciones a funcionarios. Muchos fueron sancionados porque hicieron mal su trabajo, como son los casos de Kiko Gómez, Samuel Moreno, y otros.


No obstante, muchos otros fueron sancionados por caprichos de Ordóñez, como en el caso de Piedad Córdoba (por presuntos nexos con Las Farc, nexos que la Corte Constitucional demostró que no existían), Alonso Salazar (por cumplir la sentencia de la Corte Constitucional) y a Sergio Fajardo (por un título minero). Hubo muchos otros, más de 800 alcaldes y 23 gobernadores, dice El Espectador. Hay que recordar que el procurador, además, fue acusado de nepotismo por nombrar a sus familiares y a los familiares de los congresistas que votaron y votarían por él para su reelección.  Y además, el Consejo de Estado comprobó que su reelección era ilegal porque la Constitución no la contempla para el cargo de procurador, y la tumbó en agosto de este año.   Nunca olvidaremos que se opuso a la Ley de tierras, a la adopción por parte de parejas no heterosexuales, a los derechos de la comunidad LGBTI, al matrimonio igualitario, a la libertad de culto, y a otras tantas iniciativas progresistas, en lugar de defenderlas, como era su obligación a ser la cabeza del Ministerio Público. Tampoco se nos borrará de la memoria que, en un acto de la más pura corrupción y de prevaricato, -presumo yo-, en el 2013, cuando acababa de ser reelegido -ilegalmente-, Ordóñez Maldonado modificó el decreto que determinaba el número de escoltas y vehículos y el tiempo durante el cual debían ser asignados a los jefes de la Procuraduría una vez que terminaran su período legal. Esa modificación le cuesta al bolsillo de los colombianos nada más y nada menos que $428’600.000 al mes, o lo que es lo mismo, pero más doloroso, $20.572’000.000 (sí, veinte mil millones de pesos) en un período de cuatro años, según los cálculos de la senadora Angélica Lozano (ver enlace), después de su salida por irregularidades del Ministerio Público.


Para nadie es un secreto que Alejandro Ordóñez es cercano a Uribe y a sus posturas. Lo que tal vez sí ignoren muchos es que también es cercano a María Fernanda Cabal y José Lafaurie (su esposo), quien es director de Fedegán. Y no se puede pasar por alto que, según sentencias de Justicia y Paz y las declaraciones de Salvatore Mancuso y otros jefes paramilitares, “se consideró que FEDEGAN integró activamente la estructura del Bloque Catatumbo hasta el punto de "ostentar poder de mando y control". Se le sindicó de utilizar su rol económico para materializar el cumplimiento de los objetivos criminales del Bloque Catatumbo”. Pero no sólo eso, en un revelador artículo que publicó el periódico Vanguardia Liberal el 19 de agosto de 1987 se constata que Ordóñez ha sido un continuo defensor de la existencia del paramilitarismo en Colombia (ver fotografías del artículo aquí y aquí), el hasta ese entonces concejal de Bucaramanga dijo, entre otras cosas que “impedir que los ciudadanos de bien reaccionen es obligarlos a que sean muertos, extorsionados o lacerados en su vida, honra y bienes. No podemos desconocer que las auto-defensas se ajustan a las normas de la moral social, del derecho natural y de nuestra legislación positiva. Pensar lo contrario es, por decir poco, una absurda ingenuidad”. Es claro pues que, aunque sea desde un punto de vista ideológico, Ordóñez está de acuerdo con el accionar de los grupos paramilitares y la financiación por parte de los “ciudadanos de bien” y empresarios que sólo buscaban despojar a los ciudadanos de sus tierras.



Alejandro Ordóñez y un sacerdote católico. Todas Las Sombras. Ordóñez, el especulador. Fuente: http://todaslassombras.blogspot.com/2016/11/ordonez-el-especulador.html
Alejandro Ordóñez. Fuente: El Tiempo


El credo religioso es una decisión individual e irrebatible. Cada persona puede practicar el credo que quiera en un país laico como Colombia (artículo 19 de la Constitución). Lo que no puede es usar esa excusa para imponer su credo a los demás, o eliminar los testimonios escritos de ideas diferentes a las que uno tenga en el contexto religioso. En una conferencia que dictó en México hace unos años, Ordóñez, quien en ese momento era Magistrado del Consejo de Estado, dijo, entre muchas otras cosas, que “el liberalismo es un desorden por esencia y no puede traer la paz”, en una clara referencia a la necesidad de adoptar la fe católica para poder alcanzar la paz.


Las negociaciones entre el Gobierno Nacional y Las Farc hallaron en Alejandro Ordóñez a uno de sus principales opositores. Dos de las principales razones del bumangués para oponerse al tratado de paz fueron la impunidad y la “ideología de género”. La primera es un tema verdaderamente complejo porque no se puede decir que la impunidad no haya existido en el Acuerdo de La Habana que pretendía dar por terminado el conflicto armado colombiano con esa guerrilla. No obstante, también resulta irreal decir que hay impunidad total porque, aunque es difícil que los altos mandos de Las Farc terminen en la cárcel, el acuerdo estipuló sanciones restrictivas de la movilidad y sanciones con prisión hasta por 20 años para los guerrilleros que no reconocieran su responsabilidad en actos criminales, y en ejercicio de la justicia especial del Tribunal para la Paz, fueran hallados culpables. 


La segunda razón, sin embargo, resulta ser una idiotez de proporciones indescriptibles y que sólo puede surgir por la influencia de pensamientos retrógrados e inhumanos cimentados en ideas religiosas que atacan directamente la dignidad de los seres humanos no heterosexuales. El acuerdo establece explícitamente, en la página 10, que la igualdad y el enfoque de género son “el reconocimiento de las mujeres como ciudadanas autónomas, sujetos de derechos que, independientemente de su estado civil, relación familiar o comunitaria, tienen acceso en condiciones de igualdad con respecto a los hombres a la propiedad la tierra y proyectos productivos, opciones de financiamiento, infraestructura, servicios técnicos y formación, entre otros; atendiendo las condiciones sociales e institucionales que han impedido a las mujeres acceder a activos productivos y bienes públicos y sociales.” En otras palabras, el enfoque de género no busca cosa diferente a reconocer las desventuras que, en el trascurso de este conflicto de más de 52 años de duración, han sufrido las mujeres, los niños, los adolescentes, los ancianos y la comunidad LGBTI, y tratar de corregir las circunstancias que crearon esas desventuras para que jamás vuelvan a ocurrir.


Para ningún colombiano debería ser un misterio que, aunque la mayoría de muertos que nos ha dejado este desangramiento insensato del país debería corresponder a hombres, son las mujeres, los niños, los adolescentes y los ancianos quienes más han tenido que soportar la decadencia que trajo consigo un enfrentamiento fratricida. El Centro Nacional de Memoria Histórica establece que el número de víctimas fatales de esta confrontación equivale a 220.000 personas, aproximadamente, de los cuales el 81,5% son civiles. Además de eso, también informa que 1.754 personas fueron víctimas de violencia sexual y 6.421 niños y adolescentes han sido reclutados por grupos armados ilegales. Esas razones, y el hecho de que históricamente nuestras mujeres hayan sido sometidas a seguir las “órdenes” de los hombres y ser víctimas del machismo que aún domina nuestra sociedad, son las que han motivado la inclusión y el desarrollo del enfoque de género en el acuerdo. Eso es capaz de entenderlo cualquiera que sepa leer críticamente, cualquiera.


Ordóñez mostró nuevamente que su interpretación de la legitimidad y la moral están asociadas con su beneficio personal. El pasado 15 de noviembre, en declaraciones a la prensa, Ordóñez Maldonado dijo, entre otras cosas, que “el Congreso de la República no cuenta con la legitimidad para avalar el nuevo acuerdo de paz firmado entre el Gobierno y la guerrilla de las Farc”. Y lo paradójico e irritante de eso es que ese mismo Congreso sí contó con la legitimidad para reelegir a Ordóñez como procurador, aunque él mismo había comprado sus votos con prebendas y nombramientos a sus familiares, y la reelección era a todas luces ilegal y anticonstitucional. Es por eso que además de corrupto, antidemócrata y retrógrado, considero que Ordóñez es un especulador, y que se ha aprovechado de su posición y de su fe católica para confundir personas incautas, y para mejorar su reputación entre las personas que comparten sus ideas eugenésicas, belicosas e inhumanas.  


El colmo:  en un hecho sin precedentes, el pasado 15 de noviembre, la Procuraduría General de la Nación le impuso a Ordóñez la "condecoración 'Mérito a la Excelencia 2016", como se puede observar en su página de Twitter. Hemos perdido lo poco que nos quedaba de cordura.



@Franzlozano


*Francisc León Lozano Rivera (1988): Nació en Santiago de Cali, Colombia. Es Administrador de Empresas de la Universidad Nacional de Colombia. Trabajó como Director de Talento Humano en la organización Grameen Caldas; fue director de la Fundación Funeducol; laboró como Coordinador de Reclutamiento de Heart for Change; y se desempeñó como Conferencista y Formador de Aprendizaje de Inglés en México. Es escritor por gusto y por convicción. Desarrolla artículos de opinión para Todas Las Sombras y Radio Macondo. Puede contactarle en su cuenta de Twitter: @Franzlozano

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sábado, 12 de noviembre de 2016

¿Hacia dónde van los demócratas a partir de ahora?

Por Bernie Sanders*

Traducción de Francisc Lozano**
 
Bernie Sanders. Hacia dónde van los demócratas a partir de ahora. Todas Las Sombras. Fuente: http://todaslassombras.blogspot.com/2016/11/hacia-donde-van-los-democratas-partir.html Bernie Sanders

Millones de estadounidenses registraron un voto de protesta el martes, expresando su feroz oposición a un sistema económico y político que pone la riqueza y los intereses de las corporaciones por encima de los suyos. Yo apoyé fuertemente a Hillary Clinton, hice una fuerte campaña en nombre, y creí que ella era la opción correcta el día de la elección. Pero Donald J. Trump ganó la Casa Blanca porque su retórica de campaña explotó una muy real y justificada ira, una ira que muchos demócratas tradicionales sienten.


Estoy entristecido, pero no sorprendido, por el resultado.  No me escandaliza que los millones de personas que votaron por el señor Trump lo hayan hecho porque estén enfermos y cansados del status quo económico, político e informativo (de los medios de comunicación).


Las familias trabajadoras observan cómo los políticos reciben fondos financieros para sus campañas de parte de billonarios e intereses corporativos -y entonces ignoran las necesidades de los estadounidenses de a pie-. Durante los últimos 30 años, demasiados estadounidenses han sido vendidos por sus jefes corporativos. Ellos trabajan más horas por menores salarios mientras ven los trabajos con salarios decentes irse a China, México o algún otro país de bajos costos salariales. Ellos están cansados de tener directores ejecutivos que ganan 300 veces más que ellos, mientras el 52% de todo nuevo ingreso va para el 1%. Muchas de sus, una vez hermosas, zonas rurales han sido deshabitadas, sus tiendas del centro tienen las puertas cerradas, y sus hijos se están yendo porque no hay empleo -todo esto mientras las corporaciones succionan toda la riqueza de sus comunidades y las deposita en cuentas en paraísos fiscales-.


Los trabajadores estadounidenses no pueden pagar por cuidado decente y de calidad para sus hijos. No pueden enviar sus hijos a la universidad y no les queda dinero en el banco mientras se van acercando a su época de retiro. En muchos lugares del país, no pueden encontrar vivienda asequible y hallan el costo de los servicios de salud muy alto. Demasiadas familias viven en desesperación mientras que las drogas, el alcohol y el suicidio disminuyen la duración de la vida de un creciente número de personas. 


El presidente electo Trump tiene razón: Los estadounidenses quieren un cambio. Pero, ¿qué tipo de cambio les ofrecerá él? ¿Tendrá él el coraje de enfrentarse a la gente más poderosa de este país, quienes son los responsables del dolor económico que muchas familias trabajadoras sienten, o arrojará la ira de las mayorías en contra de las minorías, inmigrantes, los pobres y los desamparados?


¿Tendrá la valentía para enfrentarse a Wall Street, trabajar para desarticular las “muy grandes para fallar” instituciones financieras y demandar que los grandes bancos inviertan en pequeños negocios y creen empleos en el campo estadounidense y las ciudades del interior? O, ¿nombrará él otro banquero de Wall Street para que dirija el Departamento del Tesoro y mantenga las cosas como siempre? ¿Se enfocará él, como prometió durante su campaña, en la industria farmacéutica y disminuirá los precios de los medicamentos prescritos?


Estoy profundamente afligido por escuchar historias de estadounidenses siendo intimidados y acosados en alba del triunfo del señor Trump, y oigo el llanto de las familias que viven en el temor de ser hechas trizas. Hemos llegado muy lejos como nación para combatir la discriminación. No vamos a retroceder. Tengan la seguridad, no hay concesiones en cuanto al racismo, la intolerancia, la xenofobia y el sexismo.  Lo combatiremos en todas sus formas, cuando sea y donde sea que reaparezca. 


Mantendré una mente abierta para ver qué ideas ofrece el señor Trump, y cuándo y dónde y cómo podemos trabajar juntos. Habiendo perdido en el voto popular a nivel nacional, no obstante, hará bien en prestarle atención a la visión de los progresistas. Si el presidente electo está comprometido realmente en la búsqueda de políticas que mejoren las vidas de las familias trabajadoras, voy a darle varias oportunidades reales de que se gane mi apoyo.


Reconstruyamos nuestra crepitante infraestructura y creemos millones de empleos bien pagados. Aumentemos el salario mínimo a un salario para vivir, ayudemos a los estudiantes a permitirse ir a la universidad, demos licencia familiar y médica paga y expandamos el sistema de seguridad social.  Reformemos un sistema económico que le permite a los millonarios como el señor Trump no pagar un centavo en impuestos federales a los ingresos. Y lo más importante, terminemos la capacidad que tienen los contribuyentes ricos de comprar las elecciones. 


En los próximos días, también proveeré una serie de reformas para revigorizar el Partido Demócrata. Creo firmemente que el partido debe romper sus lazos con el establecimiento corporativo y, una vez más, convertirse en un partido de base de gente trabajadora, los mayores y los pobres. Debemos abrir las puertas del partido para darle la bienvenida al idealismo y la energía de la gente joven y todos los estadounidenses que están luchando por la justicia económica, social, racial y ambiental. Debemos tener el coraje de oponerle resistencia a la avaricia y poder del Wall Sreet las compañías farmacéuticas, las compañías de seguros y la industria de combustibles fósiles.


Cuando mi campaña presidencial llegó a un final, le di mi palabra a mis seguidores de que la revolución política continuaría. Y ahora, más que nuca, eso tiene que ocurrir. Somos la nación más rica en la historia del mundo. Cuando nos mantenemos juntos y no le permitimos a los demagogos dividirnos por raza, sexo u origen nacional, no hay cosa alguna que no podamos alcanzar. Debemos seguir adelante, no retroceder.





*Bernie Sanders, un senador de Vermont, fue candidato a la nominación para la elección presidencial del Partido Demócrata en 2016. El artículo original en inglés se encuentra alojado en esta dirección: www.nytimes.com

 

**Francisc León Lozano Rivera (1988): Nació en Santiago de Cali, Colombia. Es Administrador de Empresas de la Universidad Nacional de Colombia. Trabajó como Director de Talento Humano en la organización Grameen Caldas; fue director de la Fundación Funeducol; laboró como Coordinador de Reclutamiento de Heart for Change; y se desempeñó como Conferencista y Formador de Aprendizaje de Inglés en México. Es escritor por gusto y por convicción. Desarrolla artículos de opinión para Todas Las Sombras y Radio Macondo. Puede contactarle en su cuenta de Twitter: @Franzlozano

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