Por: Francisc Lozano*
El Informe Mundial sobre Ciencias Sociales de septiembre del 2016 destacó que 62 personas poseen tanta riqueza como la mitad de los seres humanos.
Una aldeana pobre en Bangladés. Fotografía de Balaram Mahalder
En septiembre del año anterior,
se dieron a conocer los resultados del Informe Mundial sobre Ciencias Sociales
en Estocolmo. En ese informe, que se centró en la desigualdad económica, se
destacó que 62
personas (menos del 0,9% de la
población de la Tierra) poseen tanta riqueza como la mitad de los seres humanos
(más o menos 3.600.000.000 de personas). Pero la cosa no paraba ahí,
también se pedía en el documento investigar a profundidad otros tipos de
desigualdades asociadas al acceso a la educación, la salud y el género, porque
no hay suficiente información respecto a esos aspectos, y al contar con ella se
podría hacer un mejor diagnóstico sobre la desigualdad real del mundo. Un
elemento que no aparece visibilizado es el de la etnia que, en países multiétnicos, representa una verdadera
desventaja para ciertos grupos poblacionales (negros e indígenas, principalmente,
pero no únicamente) en el camino al crecimiento social y económico.
Ante tan devastadora noticia, lo que hacen los principales medios de
comunicación no es preguntarse por qué hemos llegado a un mundo en el que todos
terminaremos trabajando para algunas docenas de personas o cómo vive un ser
humano que está en el 30% de las personas más pobres del mundo. No, lo que
hacen los medios de comunicación es felicitar a esas 62 personas por lograr
concentrar, legal o ilegalmente, la mitad del dinero que existe en el mundo.
En enero del 2017, no obstante,
Oxfam lanzó su estudio “An
economy for the 99%” en el que destaca que “desde el 2015, el 1% de la población (los más ricos) ha poseído más
riqueza que el resto del planeta Tierra”, y las desalentadoras noticias continúan:
- 8 hombres poseen ahora la misma cantidad de riqueza que la mitad más pobre de los habitantes del mundo.
- Los ingresos del 10% más pobre de la humanidad han aumentado en menos de 3 dólares entre 1988 y 2011. O sea, el aumento anual de sus ingresos ha sido de 0,13 dólares, o, lo que es lo mismo, 390 pesos colombianos.
- En Vietnam, el hombre más rico gana más dinero en un (1) día que la persona más pobre del país en 10 años.
Y los hallazgos continúan, pero
la conclusión es la misma: la situación es catastrófica. Saber que 62 personas
tienen la mitad de la riqueza del mundo debería obligarnos a repensar el mundo
y la forma en la que se hacen los negocios, pero comprender que 8 personas
tienen tanto o más que la mitad más pobre de la humanidad debería destrozarnos.
No llamo a la violencia o al odio hacia quienes más tienen, hago un llamado al
florecimiento de ese sentimiento de humanismo, a esas intenciones de cambiar la
realidad. Hago un llamado al respeto por las necesidades de los demás y a
cambiar el modo en el que sólo nos sentamos a pensar en nosotros. Hago un
llamado a una visión del mundo como uno solo, y no como células dispersas. Hago
un llamado a pensar cómo vamos a cambiar la realidad de aquellos que tienen
nada.
Algo tiene que estar muy mal con una sociedad que no sólo permite estos niveles insoportables de desigualdad, sino que además la alienta. Todos sabemos quiénes son esos 8 hombres (Gates, Slim, Ortega, Zuckerberg, Buffett, Bezos, Ellison y Bloomberg). Forbes y todos los diarios económicos y no económicos los repiten y los resaltan sin parar. A todos los vemos año tras año encabezando la lista de multimillonarios del orbe, pero ¿quién conoce a esos miles de millones que no tienen qué comer? Da para pensar, ¿no?
Algo tiene que estar muy mal con una sociedad que no sólo permite estos niveles insoportables de desigualdad, sino que además la alienta. Todos sabemos quiénes son esos 8 hombres (Gates, Slim, Ortega, Zuckerberg, Buffett, Bezos, Ellison y Bloomberg). Forbes y todos los diarios económicos y no económicos los repiten y los resaltan sin parar. A todos los vemos año tras año encabezando la lista de multimillonarios del orbe, pero ¿quién conoce a esos miles de millones que no tienen qué comer? Da para pensar, ¿no?