Por: David Barboza*
Tarde una noche, temprano este año, el único hijo del Primer Ministro de China, Wen Yunsong estaba en el área de fumadores en Xiu, un bar de lujo en el Parque Hyatt de Beijing. Tomaba cocteles mientras los noveau riche de Beijing se juntaban alrededor, agarrando maletas de diseño y vistiendo caros trajes de negocios, de acuerdo al relato de dos presentes.
Tarde una noche, temprano este año, el único hijo del Primer Ministro de China, Wen Yunsong estaba en el área de fumadores en Xiu, un bar de lujo en el Parque Hyatt de Beijing. Tomaba cocteles mientras los noveau riche de Beijing se juntaban alrededor, agarrando maletas de diseño y vistiendo caros trajes de negocios, de acuerdo al relato de dos presentes.
En China, los hijos de líderes veteranos son generalmente considerados una clase en sí. Conocidos como “los principitos”, a menudo tienen títulos de la Ivy League, reciben tratamiento VIP y se les dan precios preferenciales en ofertas de acciones.
También se les conoce como gente que puede conseguir que se hagan las cosas en el mercado fuertemente regulado de la China, donde el Estado controla el acceso. En años recientes, pocos principitos han sido tan atrevidos como el joven señor Wen, que responde al nombre inglés de Winston y tiene más o menos 40 años.
Una revisión del New York Times a las inversiones de Winston Wen y entrevistas con gente que lo ha conocido por años, muestra que su labor de negocios ha sido extensa y lucrativa, incluso medida por el estándar de sus pares, los otros principitos.
Gigantes administrados por el Estado, como China Mobile han hecho sociedades primerizas con él. En años recientes Winston Wen ha estado en charlas con estudios de Hollywood sobre un negocio de financiación.
Preocupado porque China no tiene un internado de elite, recientemente contrató los rectores de Choate y Hotchkiss en Connecticut para supervisar la creación de una escuela privada de 150 millones de dólares que se está construyendo en los suburbios de Beijing.
Winston Wen y su esposa, además, tienen participaciones en la industria tecnológica y una compañía eléctrica, así como una participación indirecta en Union Mobile Pay, la plataforma de pago en línea apoyada por el gobierno, todo esto mientras vive en la residencia del Primer Ministro, en el centro de Beijing, de acuerdo con documentos corporativos y gente familiarizada con las inversiones de la familia.
“Él no es tímido para usar su influencia y conseguir que se hagan las cosas” dijo un capitalista de riesgo que usualmente se reúne con Winston Wen.
El joven señor Wen declinó comentar, pero en una entrevista telefónica, su esposa, Yang Xiaomeng, dijo que su esposo había sido injustamente criticado por sus negocios.
“Todo lo que ha sido escrito sobre él ha sido equivocado”, dijo ella. “Él no está haciendo muchos negocios ya”.
Winston fue educado en Beijing, donde consiguió un diploma en ingeniería del Beijing Institute of Technology. Después fue al exterior para hacer una maestría en Ingeniería de Materiales de la Universidad de Windsor, en Canadá y un MBA de la Escuela de Negocios Kellog en la Northwestern University en Evanston, Illinois, a las afueras de Chicago.
Cuando volvió a China en el 2000 ayudó a montar tres exitosas compañías tecnológicas en cinco años, de acuerdo con gente familiarizada con esos tratos. Dos de ellas se vendieron a hombres de negocios de Hong Kong, uno a la familia de Li Ka-Shing, uno de los hombres más ricos de Asia.
La primera aventura de negocios de Winston Wen fue un proveedor de servicios informáticos de internet, Unihub Global, fundada en el 2000 con dos millones de dólares como capital de arranque, de acuerdo con documentos corporativos de Hong Kong y Beijing. El financiamiento provino de un estrechamente tejido grupo de parientes de los colegas de su madre en el gobierno y el negocio de diamantes, así como de un asociado de Cheng Yu.Tung, patriarca de la segunda familia más rica de Hong Kong. Los primeros clientes de la firma fueron compañías de compra-venta de acciones, propiedad del gobierno y Ping An, en el que la familia tiene una importante participación financiera.
En el 2005 hizo un movimiento todavía más audaz, presionando capital privado con un grupo de excompañeros de la Northwestern cuando formó New Horizon Capital. La firma rápidamente recaudó 100 millones de dólares de inversores, incluyendo SBI Holdings, una división del grupo japonés Softbank, y Temasek, el fondo de inversiones del gobierno de Singapur.
Bajo la dirección del señor Wen, New Horizon se estableció como una firma líder de inversión en biotecnología, tecnología solar y eólica y fabricación de equipo de construcción. Desde que comenzó operaciones, la firma ha producido cerca de 430 millones de dólares a los inversionistas, un beneficio cuadruplicado, de acuerdo a SBI Holdings.
“La primera fundación fue dinamita”, dijo Kathleen Ng, editor de la revista Asia Private Equity, una publicación de industria de Hong Kong. “Y eso les permitió recaudar una gran cantidad de dinero”.
Hoy New Horizon maneja más de 2500 millones de dólares.
Algunos de los negocios de Winston Wen, sin embargo, han atraído una atención indeseada hacia el Primer Ministro.
En 2010, cuando New Horizon adquirió el 9% de acciones de una compañía llamada Shihuan Pharmaceuticals justo dos meses antes de su oferta pública, la Bolsa de Valores de Hong Kong dijo que la inversión en última etapa violaba sus reglas y obligó a la firma a devolver la participación adquirida. Aun así, New Horizon tuvo una ganancia de 46.5 millones de dólares con la venta.
Poco después, New Horizon anunció que Winston Wen delegaba su participación en la operación diaria de la compañía para asumir un asiento como ejecutivo en la Corporación de Comunicaciones Satelitales de China, una compañía propiedad del Estado que tiene nexos con el programa espacial chino
Fuente: The New York Times
Traducción al español: Fernando Libreros
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*David Barboza: corresponsal del New York Times en Shanghái, ganador del Premio Pulitzer 2013 a mejor reportaje internacional