Por Francisc Lozano*
Antes de comenzar, quiero
resaltar que, si bien ya no hay mujeres aspirando a ocupar el sóleo de Bolívar
con la retirada de Piedad Córdoba y Viviane Morales, 4 de las 5 alianzas que
buscan alcanzar la Presidencia tengan a una mujer como fórmula
vicepresidencial. Eso es un avance significativo y abre espacios para que en el
futuro podamos ver a mujeres muy capaces y honorables luchando y alcanzando la
Presidencia de la República.
Imagen tomada de Mi Valledupar
Estamos exactamente a tres
semanas de las elecciones presidenciales del 27 de mayo, y no quise dejar pasar
esta oportunidad para hablar sobre un tema que me ha intrigado en el transcurso
de las campañas políticas en esta oportunidad. Me refiero a los cálculos
electorales, que considero se han hecho de forma espantosa.
Antes de comenzar, quiero
resaltar que, si bien ya no hay mujeres aspirando a ocupar el sóleo de Bolívar
con la retirada de Piedad Córdoba y Viviane Morales, 4 de las 5 alianzas que
buscan alcanzar la Presidencia tengan a una mujer como fórmula
vicepresidencial. Eso es un avance significativo y abre espacios para que en el
futuro podamos ver a mujeres muy capaces y honorables luchando y alcanzando la
Presidencia de la República.
Iniciaré en orden alfabético para
no entregar ningún tipo de favoritismo a priori:
Humberto De la Calle y Clara López
La campaña del candidato liberal
ha estado sostenida por su extraordinario trabajo en la jefatura del Equipo
Negociador del Gobierno en el Acuerdo con la antigua guerrilla de las Farc.
Como ese es uno de los pilares de su aspiración presidencial, era lógico que
escogiera a alguien que hubiera apoyado ese diálogo. En su campaña se
decidieron por Clara López. Ella se ha mantenido firme en su apoyo a la
reincorporación de los antiguos miembros de ese grupo guerrillero a la vida
civil, así que, desde esa perspectiva, la alianza está justificada.
Ahora bien, cuando de aritmética
se trata, la alianza empieza a flaquear en varios escenarios: (1) Hace 4 años, hacer una alianza con Clara
López hubiese sido muy beneficioso. Clara hubiera podido traerle cerca de 2 millones
de votos a la campaña de De la Calle, pero con los resultados electorales de Clara
en Bogotá (498.718 votos) y su incapacidad para lograr la Alcaldía de esa
ciudad, Clara empezó a demostrar que tal vez los 2 millones de votos no eran
suyos, sino del Polo o simplemente de opinión, y que, al no ser una candidata
fuerte, no podía convencer a esos votantes de llevarle al poder. Por esa razón,
tal vez, Clara no ha traído demasiados votos a una campaña que desde antes no
marcaba gran apoyo en las encuestas. Otra de las razones por las que no fue la
mejor opción es que a Clara se le asocia muchas veces al desfalco realizado por
Samuel e Iván Moreno (2) en la Capital. Probar si ella estuvo o no involucrada
en ese horrible acto de corrupción es difícil. De hecho, no hay imputaciones en
su contra, que yo sepa, pero en Colombia basta un rumor para acabar con la
reputación de cualquiera. Por esas dos
razones, creo que los liberales, Humberto, principalmente, hicieron unos malos
cálculos. El partido contaba con mejores opciones: Luis Fernando Velasco y
Rafael Pardo pudieron representar una suma mayor de votos a la campaña.
Iván Duque y Marta Ramírez
Para la campaña de Duque, la
decisión era, relativamente, fácil. Desde que se supo que habría una consulta
para decidir entre el senador, Marta Ramírez y Alejandro Ordóñez, todos
asumieron el compromiso de que el que ganara adheriría al segundo más votado como
candidato a la Vicepresidencia. Así se
estableció la alianza. Desde la perspectiva de las cuentas, la decisión no fue
muy buena. Ramírez (quien también obtuvo cerca de 2 millones de votos en el
2014) y Ordóñez ya le habían endosado cualquier potencial electoral a Duque al
hacerse miembros de esa coalición. No era necesario, ni muy lógico, hacer dúo
con Ramírez. Haber traído a alguien respetable, uribista y de relevancia
política hubiera sido más lógico. Juan Lozano pudo haber sido el elegido, pero
seguro que había más elecciones.
Sergio Fajardo y Claudia López
Desde que Claudia López y Jorge
Robledo desistieron de su aspiración presidencial, era de esperarse que
Claudia, al no aspirar a un escaño en el Congreso, terminara siendo la fórmula
de Fajardo. Pero lo esperable no es siempre lo más racional. Como pasó en la coalición
de derecha, con la creación de la alianza entre el Polo, los verdes y
Compromiso Ciudadano, el potencial electoral de Robledo y Claudia (81.045
votos) ya había sido endosado, en su mayoría, a Fajardo. A su campaña le
hubiera convenido más contar con alguien de renombre como Antanas Mockus (el
segundo senador más votado en estas elecciones parlamentarias) o algún otro
político de centro o centro derecha para aumentar el espectro electoral.
Gustavo Petro y Ángela Robledo
La decisión en la campaña de
Petro era difícil y fácil a la vez. Supongo que le hubiera gustado mucho
adherir a alguien de centro o centro izquierda a su aspiración y atraer así
votos de personas que pudieran estar indecisas o que, de otra forma, jamás
votarían por él, pero gracias a que el uribismo y el varguismo han logrado
asociarle a Chávez, sin importar lo que él diga de ellos, sus opciones eran
bastante limitadas: Carlos Caicedo, su oponente en la consulta popular, que
cuenta con gran apoyo en Santa Marta y el resto del Magdalena, pero que no
cuenta con reconocimiento en el resto del país; Ángela Robledo, Inti Asprilla y
otro u otros dos políticos, sobre todo de la Alianza Verde y tal vez del Polo.
Su elección, aunque obligada, imagino, tampoco fue la que mayor impacto
positivo le pudo haber traído a su campaña electoral. A pesar deque Ángela logró 158. 425 votos en el 2010 como
representante a la cámara por Bogotá y en 2014 consiguió poco más de 21.400
para volver a esa corporación, y su inclusión puede traer algunos votos del
Polo y de la Alianza Verde, los votos que se supone Robledo y López le trasladan
a Fajardo, su caudal político es reducido y su reconocimiento nacional no es
masivo.
Germán Vargas y Juan Pinzón
En la campaña de Vargas Lleras
las cosas eran más sencillas.
El exvicepresidente
de Santos es el propietario o copropietario de una maquinariatan envidiable como cuestionable. A su servicio están los Char, Enilce
López, Jorge Rey, Ramiro Suárez, Cielo Gnecco, Zulema Jatin y otros pesos
pesados de la política nacional. Vargas también cogobernó con el Partido
Liberal, el Conservador y el de la U. Haberle pedido a un senador o gobernador
de uno de esos partidos y que le tuviera en sus afectos no era una decisión muy
compleja. No obstante, Vargas optó por traer a Luis Felipe Henao (exministro de
Vivienda) y le alabó por su lealtad, pero unos días después le relevó de esa
aspiración (en contra de la lealtad que tanto había proclamado) y le pidió a
Juan Carlos Pinzón que fuera su coequipero. La campaña previa de Pinzón no
logró enganchar a mucha gente. Incluso usó estrategias como dar su supuesto
número telefónico personal para que le llamaran y le hicieran preguntas y
sugerencias, pero nunca despegó. Y como era de esperarse, su adhesión a la
campaña de Vargas tampoco generó un gran aporte, entre otras cosas porque Pinzón
no ha ocupado cargos de elección popular, y no ha construido una imagen
política más allá de la que haya logrado como ministro de Defensa de Santos.
Como podrá notar el lector, en esta campaña, por obligación o por miopía estratégica,
se hicieron malos cálculos.
*Francisc León Lozano Rivera (1988):
Nació en Santiago de Cali, Colombia. Es Administrador de Empresas de la
Universidad Nacional de Colombia. Trabajó como Director de Talento
Humano en la organización Grameen Caldas; fue director de la Fundación
Funeducol; laboró como Coordinador de Reclutamiento de Heart for Change;
y se desempeñó como Conferencista y Formador de Aprendizaje de Inglés
en México. Es escritor por gusto y por convicción. Desarrolla artículos
de opinión para Todas Las Sombras y Radio Macondo. Puede contactarle en su cuenta de Twitter: @Franzlozano
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